PRUEBAS PREVIAS A UN IMPLANTE COCLEAR
Antes de proceder a un I.C. es necesario realizar una serie de pruebas para determinar en qué medida puede restablecerse la audición del paciente. Estas pruebas son:
Audiometría tonal (tonos puros) y verbal (palabras), para saber el grado de audición del paciente y el nivel de discriminación de la conversación.
Impedanciometría.
Comprueba el funcionamiento de la parte vestibular del oído interno.
Test del Promontorio: Para determinar si la estimulación eléctrica del nervio auditivo produce sensaciones auditivas y el grado de discriminación.
Test electroneurofisiológico.
Radiografías: Se precisa un estudio radiológico mediante T.A.C. de la cóclea para conocer su estado de calcificación y si existe algún grado de malformación de la misma.
Estudio psicológico y grado de motivación para solucionar su sordera.
Test logopédico: Para valorarcomprensión, desarrollo del lenguaje, labiolectura.
Antes de proceder a un I.C. es necesario realizar una serie de pruebas para determinar en qué medida puede restablecerse la audición del paciente. Estas pruebas son:
Audiometría tonal (tonos puros) y verbal (palabras), para saber el grado de audición del paciente y el nivel de discriminación de la conversación.
Impedanciometría.
Comprueba el funcionamiento de la parte vestibular del oído interno.
Test del Promontorio: Para determinar si la estimulación eléctrica del nervio auditivo produce sensaciones auditivas y el grado de discriminación.
Test electroneurofisiológico.
Radiografías: Se precisa un estudio radiológico mediante T.A.C. de la cóclea para conocer su estado de calcificación y si existe algún grado de malformación de la misma.
Estudio psicológico y grado de motivación para solucionar su sordera.
Test logopédico: Para valorarcomprensión, desarrollo del lenguaje, labiolectura.
EQUIPO MULTIDISCIPLINAR
Como podéis comprobar, la decisión de implantar no la toma una sola persona, sino todo un equipo de profesionales que contrastan los resultados de las diferentes pruebas.
Y esto es importante, porque algunas de ellas pueden considerarse eliminatorias; es decir, si con una prótesis bien adaptada hay ganancia, ya no es candidato a I.C., si el T.A.C. da como resultado una cóclea osificada, tampoco será el candidato más idoneo en principio...
Como podéis comprobar, la decisión de implantar no la toma una sola persona, sino todo un equipo de profesionales que contrastan los resultados de las diferentes pruebas.
Y esto es importante, porque algunas de ellas pueden considerarse eliminatorias; es decir, si con una prótesis bien adaptada hay ganancia, ya no es candidato a I.C., si el T.A.C. da como resultado una cóclea osificada, tampoco será el candidato más idoneo en principio...
LENGUAJE DE SIGNOS/MOTIVACIÓN
Notaréis que en ningún momento se utiliza como criterio incluyente o excluyente el hecho de que el individuo utilice como forma de comunicación el Lenguaje de Signos.
El candidato ideal es aquel que sea oralista, que tenga una buena competencia en lectura labial y que -como hemos dicho al principio- tenga motivación para oír, que crea que el implante pueda beneficiarle.
Por todo ello, -y para que no haya incoherencias- una persona sorda hija de padres sordos y cuyo entorno no sea oralista y su lengua vehicular sea el Lenguaje de Signos, no pensamos que sea el candidato más adecuado, por el hecho de que puede entrar en contradicción con su propia realidad.
No obstante, una persona sorda, hija de padres oyentes, inmersa en un mundo sonoro, cuyo entorno no conoce el Lenguaje de Signos, aunque ésta sea su forma de comunicarse, puede ser una candidata aceptable.
La diferencia estará en que necesitará más tiempo de rehabilitación y probablemente más esfuerzo y dedicación, puesto que no sólo deberá hacer un trabajo de discriminación auditiva, sino también un ejercicio de estructuración de Lenguaje.
Creemos que la única persona con derecho de decisión es el propio candidato, que tiene que estar bien informado y que a ser posible antes de proceder al Implante tenga la oportunidad de contactar con otros implantados para recibir información de primera mano y con quienes puedan compartir sus dudas, miedos, angustias y expectativas. (Si se trata de un niño, esta decisión recaerá en los padres).
Notaréis que en ningún momento se utiliza como criterio incluyente o excluyente el hecho de que el individuo utilice como forma de comunicación el Lenguaje de Signos.
El candidato ideal es aquel que sea oralista, que tenga una buena competencia en lectura labial y que -como hemos dicho al principio- tenga motivación para oír, que crea que el implante pueda beneficiarle.
Por todo ello, -y para que no haya incoherencias- una persona sorda hija de padres sordos y cuyo entorno no sea oralista y su lengua vehicular sea el Lenguaje de Signos, no pensamos que sea el candidato más adecuado, por el hecho de que puede entrar en contradicción con su propia realidad.
No obstante, una persona sorda, hija de padres oyentes, inmersa en un mundo sonoro, cuyo entorno no conoce el Lenguaje de Signos, aunque ésta sea su forma de comunicarse, puede ser una candidata aceptable.
La diferencia estará en que necesitará más tiempo de rehabilitación y probablemente más esfuerzo y dedicación, puesto que no sólo deberá hacer un trabajo de discriminación auditiva, sino también un ejercicio de estructuración de Lenguaje.
Creemos que la única persona con derecho de decisión es el propio candidato, que tiene que estar bien informado y que a ser posible antes de proceder al Implante tenga la oportunidad de contactar con otros implantados para recibir información de primera mano y con quienes puedan compartir sus dudas, miedos, angustias y expectativas. (Si se trata de un niño, esta decisión recaerá en los padres).
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